A lo largo de nuestra vida enfrentaremos diversas situaciones que nos generan estrés. Estrés, esa palabra que ha tomado mucha relevancia en los últimos años y que podemos definirla como cualquier “experiencia emocional molesta que venga acompañada de cambios bioquímicos, fisiológicos y conductuales predecibles”, de acuerdo al Dr. en Psicología, Andrew Baum, autor de “Estrés, imágenes intrusivas y angustia crónica”.
El estrés en un nivel moderado y manejable genera una sensación de urgencia que nos permite priorizar y finalizar tareas o actividades pendientes, ¿te ha pasado? Nada del otro mundo, ¿no?
El problema, sin embargo, viene cuando vivimos constantemente en ese sentido de “urgencia” y cuando las alteraciones en nuestro cuerpo y mente se mantienen por largo tiempo. El estrés prolongado produce un deterioro en nuestra salud física y mental, por eso, es indispensable tomar acciones concretas para poder regularlo y no permitir que afecte nuestro bienestar integral.
¿Sabés cómo identificar si estás lidiando con un nivel alto de estrés o si es mayor a los niveles que podés tolerar?
Aquí te compartimos una tabla para que identifiqués si tu nivel de estrés está alterando tu salud:
¿Cómo identificamos el estrés y cómo nos afecta?
En tu cuerpo |
En tu estado de ánimo |
En tu comportamiento |
Dolor de cabeza
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Ansiedad
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Consumo de comida en exceso o por debajo de lo normal
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Tensión o dolor muscular
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Inquietud
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Arrebatos de ira
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Dolor en el pecho
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Dificultad para concentrarse
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Consumo desmedido de alcohol u otras sustancias
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Fatiga recurrente
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Falta de motivación
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Inicio o aumento en el consumo de tabaco
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Cambios en el deseo sexual
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Sensación de sentirse abrumado
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Aislamiento social
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Malestar estomacal
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Irritabilidad o enojo
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Práctica de ejercicio, u otras actividades, con menos frecuencia
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Problemas de sueño: dormir mucho, poco, o de manera interrumpida
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Tristeza o depresión
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Altos niveles sostenidos de estrés pueden causar deterioro en nuestra calidad de vida. Porque nos preocupamos por vos, te compartimos 10 tips para manejar el estrés y podás incidir con acciones concretas a tu salud física y mental.
- Organizá tu semana y día: La organización es fundamental para poder cumplir con nuestros deberes sin perder el norte. Dedicá tiempo a establecer horarios o listas para ser consciente de tus tareas y organizá el tiempo que cada actividad te pueda demandar.
- Priorizá tareas o actividades. Contamos con tiempo limitado, por lo que es fundamental organizarnos y determinar qué tareas son urgentes, cuáles son importantes; y cuáles, son a la vez urgentes e importantes. Comenzá por estas últimas, para ir saliendo poco a poco de aquello que apremia y, por ende, pueden generar más estrés.
- Ante distintas situaciones -laborales, familiares, etc.-, preguntate qué cosas están en tus manos hacer y cuáles escapan de tu control. Enfocate en las primeras. Esto nos ayuda a tomar perspectiva de cuáles sí son nuestros deberes y a dejar ir aquello que no podemos controlar.
- Aprendé a decir que no. Muchas situaciones innecesarias de estrés son generadas por nuestra incapacidad para decir “no” a un sinnúmero de tareas que no estamos en la capacidad de realizar en el tiempo solicitado.
Negociá tus tiempos y no aceptés más asignaciones de las que, de forma realista, no serás capaz de cumplir.
- Practicá algún tipo de actividad física con regularidad: correr, bailar, hacer ejercicios con pesas, practicar un deporte, yoga, etc. No es necesario que sea a diario, pero sí, tan frecuentemente como te sea posible.
El ejercicio es una excelente manera para desconectarse de las tensiones diarias, y ayuda a la generación de sustancias químicas a nivel cerebral que brindan una sensación de bienestar general.
- Practicá ejercicios de relajación, tales como respiración profunda, imaginación guiada, relajación progresiva, meditación, masajes, etc.
La forma en que respiramos afecta todo nuestro cuerpo. Los ejercicios de respiración son una buena forma de relajarnos, de reducir la tensión y de aliviar el estrés.
Así mismo, prácticas como la meditación y relajación progresiva nos permiten enfocarnos en el momento presente, dejar atrás las preocupaciones y elegir conscientemente “sentirse bien”.
Probá y eligí la que te resulte más fácil de practicar e intentá realizarla al levantarte o antes de dormir.
- Reservá tiempo para actividades gratificantes: leer, cocinar algo que te guste, ver una película, escuchar música, compartir tiempo en familia o con amigos, etc. Actividades que le brinden un espacio de distracción, esparcimiento, risas y/o comodidad.
- Dedicá tiempo a tu desarrollo espiritual: Ya sea mediante una conversación personal con Dios, la oración silenciosa, espacios devocionales en familia u oración comunitaria. En estos espacios, tenés la oportunidad de desconectarse de los problemas del día y entregar sus cargas a quien está allí siempre con vos, sosteniéndote.
- Una vez identificada una fuente de estrés, es válido también desconectarse temporalmente de ella. Ya sea una tarea del trabajo o un problema con algún ser querido.
Tomá tiempo y distancia de la tarea o persona y enfocate en otra cosa por un rato o incluso por un día. La distancia puede ayudarte a encontrar calma y mirar con más serenidad la situación para plantearte una solución.
- Procurá una alimentación balanceada y horarios de sueño adecuados. Los alimentos saludables y suficientes horas de buen sueño, nos brindan la energía necesaria para hacer frente a las actividades diarias y favorecen el correcto funcionamiento de nuestro cerebro.
Irse a la cama temprano y hacer uso de “rituales” que favorezcan un ambiente de calma antes de dormir, ayuda a conciliar el sueño pronto y de forma ininterrumpida.
Como parte de estos rituales puede incluir: desconectarse de pantallas a determinada hora, tomar un baño relajante, bajar la intensidad de la luz de la habitación, tomar un té (sin azúcar ni cafeína), leer un rato, etc.
Importante: si sentís que el estrés está afectando significativamente tu vida y no encontrás alternativas para manejarlo, recordá que se vale buscar ayuda profesional.
¿Has puesto en práctica alguno de estos consejos? Comentanos que has tenido o compartinos las acciones que implementás para manejar el estrés.
La autora es psicóloga, Especialista de Acompañamiento Psicosocial y Psicoemocional de World Vision Nicaragua